Por: Dra. Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres
En la atención del cambio climático es prioritario enfocarnos en las mujeres y niñas porque ellas experimentan en mayor proporción los efectos adversos, especialmente quienes habitan el Sur Global. La mayor vulnerabilidad de las mujeres ante el cambio climático responde a las desigualdades estructurales y de género que han enfrentado desde tiempo atrás y que son profundizadas por las alteraciones del clima, como veremos a continuación.
Los desastres naturales aumentan el desplazamiento forzado de mujeres y niñas. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, las mujeres constituyen el 80% de la población desplazada por el cambio climático y condiciones meteorológicas extremas”¹. Cuando esto sucede, las mujeres desplazadas no solo pierden su hogar, sino sus redes de apoyo y su sustento. También, pueden encontrarse en lugares donde desconocen el idioma y las instituciones, lo cual dificulta el ejercicio de sus derechos y puede aumentar su riesgo de vivir violencia de género.
Las mujeres y niñas constituyen la mayoría de las personas empobrecidas en el mundo y, ante la insuficiencia de ingresos, su sustento depende en gran parte de los recursos naturales. Los retos que trae consigo el cambio climático amenazan dichos recursos² y, en consecuencia, la seguridad alimentaria se pone en riesgo.
En México, el 30% de las mujeres indígenas tienen dificultades para acceder a alimentos sanos y suficientes³ y el cambio climático recrudece esta situación, pues altera su producción y provoca escasez que dispara el aumento de precios.
Recordemos que los roles tradicionales de género sitúan a las mujeres como responsables de la alimentación de sus familias y de brindarles todos los cuidados, de manera que la carencia de alimentos y recursos, como el agua potable, y el desplazamiento recrudecen su carga de cuidados y trabajo doméstico.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, las mujeres de la región dedican más del doble de tiempo al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres⁴. Esta sobrecarga restringe la disponibilidad de tiempo de las mujeres para fortalecer su autonomía y aumenta la presión a la que están sometidas. En consecuencia, las niñas a menudo abandonan la escuela para ayudar a sus madres a sobrellevar la carga adicional⁵.
Reconociendo plenamente la situación de emergencia de las mujeres y niñas ante el cambio climático, el Gobierno de México cuenta con una robusta normativa con perspectiva de género y derechos humanos para promover la conservación, protección, restauración y aprovechamiento sustentable de los ecosistemas; disminuir la vulnerabilidad ante el cambio climático; y favorecer la mitigación y adaptación.
Esta prioridad también se refleja en la Política Exterior Feminista de México, que transversaliza la perspectiva de género en la agenda climática. Es importante considerar que más países de la región comparten este elemento en sus políticas exteriores, lo que nos permite concertar proyectos desde la cooperación internacional para atender la emergencia del cambio climático y revertir los estereotipos de género y la división sexual del trabajo que imponen a las mujeres y niñas en entornos rurales múltiples cargas de cuidados: familia, comunidad y ambiente.
Las mujeres y las niñas son importantes agentes de cambio para la mitigación y adaptación al cambio climático y encabezan los movimientos de defensa de la tierra. Por lo anterior, proponemos que tanto la cooperación internacional como las políticas y programas nacionales que aborden el cambio climático pongan en el centro a las mujeres, protejan sus conocimientos y prácticas sustentables de agricultura y pesca y faciliten su participación en la toma de decisiones, pues son ellas quienes gestionan e implementan las iniciativas en el territorio.
En 2020, la Alianza del Pacífico acordó la Declaración Presidencial sobre Igualdad de Género, de la cual se desprende la Hoja de Ruta para la Autonomía y el Empoderamiento Económico de las Mujeres en la Alianza del Pacífico que tiene el compromiso de trabajar en iniciativas que contribuyan a impulsar el desarrollo económico y social de las mujeres y las niñas promoviendo la igualdad de género en la región.
Esta vía demuestra voluntad colectiva y permite formular estrategias con perspectiva de género para la adaptación al cambio climático, así como facilitar procesos de acceso a la tierra para acortar desigualdades de género en la agricultura, fomentar la participación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios y facilitar el acceso al agua y otros recursos naturales, la educación y la tecnología. También, es propicia para realizar estudios sobre la relación entre el trabajo de cuidados y el cambio climático.
En suma, la generación de sinergias y alianzas es lo que nos permitirá continuar construyendo sociedades igualitarias, prósperas, pacíficas y sostenibles que beneficien a todas y a todos, y de manera especial y decidida, a las mujeres y las niñas del sur global, en toda su diversidad.
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¹ OCDE (2023), “The gender equality and environment intersection: An overview of development co-operation frameworks and financing”, OCDE Edition, Paris
² UN Women Watch. (s.f.). Women, Gender Equality and Climate Change. https://www.un.org/womenwatch/feature/climate_change/downloads/Women_and_Climate_Change_Factsheet.pdf
³ Instituto Nacional de las Mujeres. (2021). Las mujeres ante el cambio climático. Desigualdad en Cifras N° 10. http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/BAN10_FINAL_publicado.pdf
⁴ CEPAL (2021), Repositorio de información sobre uso del tiempo en América Latina y el Caribe. https://oig.cepal.org/sites/default/files/c2100833_web.pdf
⁵ ONU Mujeres. (28 de febrero de 2022). Artículo explicativo: Cómo la desigualdad de género y el cambio climático están relacionados entre sí. https://www.unwomen.org/es/noticias/articulo-explicativo/2022/03/articulo-explicativo-como-la-desigualdad-de-genero-y-el-cambio-climatico-estan-relacionados-entre-si